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jueves, 22 de agosto de 2019

El Dolor de Pecho

Figura: Dolor de origen coronario.


El dolor de pecho ó precordialgia, es un síntoma habitual de consulta en la práctica médica cotidiana; casi siempre vinculado con el hecho y la sospecha por parte del paciente, de poder llegar a ser víctima ó tener, una manifestación clínica secundaria a una afección de índole y/ó naturaleza cardiovascular. Lo cierto es que son numerosas las causas y las afecciones, de distinta etiología (origen) que pueden llegar a producir y desencadenar este síntoma.
Ante un paciente que presenta dolor precordial (o de pecho) resulta de suma importancia conocer una serie de elementos orientativos fundamentales para establecer un diagnóstico correcto del mismo.
La forma de presentación ó comienzo, que puede ser brusca y repentina, ó lenta e insidiosa; el tipo de dolor, que puede ser punzante (el paciente lo señala con la punta del dedo), u opresivo (que aprieta ó comprime), gravativo (sensación de peso sobre el pecho), lacerante (que desgarra), urente (que arde ó quema); la coexistencia ó no de irradiaciones (o desplazamientos del dolor): hacia el dorso, la mandíbula, el brazo izquierdo ó la región del epigastrio (boca del estómago), entre otras; la intensidad, de grado leve, moderado ó grave; y la duración: breve (segundos ó minutos) ó prolongado (horas), nos brindan ayuda e información acerca del posible origen del dolor. El momento de aparición: matinal, vespertino, nocturno; las situaciones y/ó circunstancias desencadenantes (como el stress, esfuerzo físico, exposición al frío, postprandial); así como también los factores agravantes (movimientos respiratorios, cambios de posición) y/ó atenuantes (reposo, ó administración de analgésicos comunes, nitritos sublinguales u otros procedimientos) resultan también orientadores.
Las dos manifestaciones clínicas más frecuentes de dolor precordial de origen cardiológico, la constituyen: a) la angina de pecho (AP) y b) el infarto agudo de miocardio (IAM); ambas vinculadas con procesos obstructivos de las arterias coronarias (vease apartado de ateroesclerosis). La primera de estas dos formas clínicas (AP) se caracteriza por un dolor precordial opresivo (angor=angustia) de una intensidad leve a moderada, con o sin irradiaciones hacia las localizaciones habituales (lo típico es hacia el brazo y antebrazo izquierdo) y de breve duración (minutos); que usualmente cede con el reposo y con la administración de los nitritos sublinguales. El sustrato orgánico de la AP se vincula con la obstrucción parcial de una ó más de las arterias coronarias del corazón; en el contexto de un paciente con antecedentes y/ó factores de riesgo cardiovascular (mayor de 50 años, fumador, hipertenso, dislipémico, diabético ó con sobrepeso corporal y/ó stress). Por otra parte, el IAM suele provocar un dolor opresivo intenso y prolongado (a veces horas de duración), con sensación subjetiva de muerte inminente; acompañado de manifestaciones vagales (tales como palidez por vasoconstricción, sudoración fría profusa, frialdad de las extremidades); en el mismo contexto de paciente que en la AP, por obstrucción total de una ó más de las arterias coronarias.
Según la irradiación del dolor (cuando existe), se puede llegar a presumir con relativa certeza, la arteria coronaria que se halla comprometida: Así si el dolor irradia hacia la mandíbula (maxilar inferior) es factible el compromiso de la arteria descendente anterior (Da); si la irradiación es hacia el dorso (región interescapular) sugiere el compromiso de la arteria circunfleja (Cx); y finalmente si la irradiación es hacia el epigastrio (boca del estómago) indica la posibilidad del compromiso de la arteria coronaria derecha (Cd).
A su vez, los dolores precordiales lacerantes ó gravativos intensos acompañados de síntomas vagales y estado de shock; son sugestivos de una disección y/ó fisura de aneurisma de aorta torácica ó de un tromboembolismo pulmonar. El dolor urente irradiado al epigastrio suele verse en las gastritis y esofagitis por reflujo (hernias hiatales). Si se exacerba con los movimientos respiratorios y se acompaña de fiebre, puede ser indicativo de un proceso inflamatorio del pericardio (pericarditis) ó de la pleura (pleuresía ó pleuritis). Finalmente los dolores de tipo punzante, localizados, que se incrementan con la compresión manual, suelen obedecer a procesos inflamatorios de la pared torácica (xifoidinia ó síndrome de Tíetze); como así también, aquellos que son referidos a la región mamaria ó submamaria izquierda, suelen acompañar a los estados de angustia, stress y ansiedad psíquicas.

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