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miércoles, 21 de agosto de 2019

La Hipertensión Arterial

Figura: Corazón y grandes vasos.


La hipertensión arterial (HTA) se define como el aumento de la tensión arterial (fuerza ejercida por la presión de la sangre sobre la pared arterial), por encima de los valores considerados normales para la edad y el sexo, en condiciones basales (de reposo); en dos ó tres determinaciones sucesivas. Se considera una presión arterial normal a la de 140/90 mmHg, en los pacientes menores de 60 años, y a la de de 160/90 mmHg, en los pacientes mayores de la misma edad. Es considerada una HTA limítrofe ó borderline, aquella cuyas cifras oscilan en un rango entre los 140/90 mmHg y los 160/90 mmHg, respectivamente.
Puede aparecer en forma esporádica y transitoria; ante determinadas situaciones de stress psicológico, social ó emocional (HTA Lábil), o manifestarse en forma crónica y sostenida; prolongándose a lo largo de toda la vida del paciente (HTA Fija). Según los valores de la tensión arterial diastólica (TAD); la HTA Fija puede ser de grado leve (entre 95-104 mmHg de TAD), moderada (entre 105-109 mmHg de TAD) ó grave (cuando supera los 120 mmHg de TAD). En ambos casos, se caracteriza por la acción deletérea ejercida por la misma, sobre la integridad del sistema cardiovascular (corazón y grandes vasos), cerebro y riñones, entre otros órganos de la economía. Desde el punto de vista epidemiológico, es la enfermedad cardiovascular más frecuente; particularmente en los hombres hasta los 50 años de edad (luego la relación se invierte) y con una fuerte carga genética predisponente (herencia) en ambos sexos. Constituye uno de los principales factores de riesgo cardiovascular, en el desarrollo de otras enfermedades cardiovasculares (cardiopatía isquémica ó coronaria); pero afortunadamente, es factible de modificar su curso con el tratamiento y las medidas de tipo higiénico-dietéticas. Se distinguen dos grandes formas de HTA: la primaria, esencial ó idiopática que no tiene una causa claramente definida y sí una fuerte predisposición genética; y la secundaria a causas hormonales (enfermedad de Cushing), renales (nefrogénica) y aórticas (coartación aórtica congénita). Lo habitual es que ambos registros de la curva de presión arterial (máxima ó sistólica y mínima ó diastólica) se eleven juntas, o sea HTA sistólica e HTA diástólica. En algunas ocasiones, se eleva sólo la tensión arterial máxima: HTA sistólica; lo cual suele ocurrir en personas mayores con aortas rígidas (ateroesclerosis), en sujetos jóvenes hiperdinámicos (con aumento del tono simpático), en la tirotoxicosis (hipertiroidismo), y en mujeres embarazadas (eclampsia).
El exceso de peso corporal (sobrepeso, obesidad), la ingesta inapropiada de sal común (cloruro de sodio), la respuesta neurohumoral inadecuada y el sedentarismo, se han identificado como factores contribuyentes al desarrollo de la HTA. Desde el punto de vista clínico, la HTA puede cursar en forma silenciosa ó asintomática, siendo detectada en los controles médicos rutinarios de diversa índole (chequeos) ó llegar a producir la muerte en forma repentina e inesperada (muerte súbita). Los signos y síntomas habituales referidos por el paciente hipertenso son: cefaleas (dolor de cabeza): que pueden ser pulsátiles ó no; generalmente referidas a la región de la nuca (occipital) y que no ceden con los analgésicos comunes; epistaxis (hemorragia nasal); sensación de “hormigueo” ó parestesias; ansiedad ó nerviosismo; temblores; palpitaciones: latidos fuertes referidos al cuello ó al pecho, generalmente vinculados con arritmias cardíacas; sensación de inestabilidad ó mareos; precordialgia (dolor de pecho): por disminución del riego sanguíneo cardíaco; disnea ó sensación subjetiva de “falta de aire”, generalmente por “fallo cardíaco”, entre otros. La metodología diagnóstica de esta enfermedad incluye: análisis de laboratorio en sangre y orina, electrocardiograma basal y eventualmente de esfuerzo (en los casos de HTA borderline), radiografía del tórax, presurometría (o monitoreo ambulatorio de la presión arterial en las 24 horas), electrocardiograma holter 24 horas (en los casos de arritmias cardíacas), el ecocardiograma bidimensional ó doppler (para evaluar los vasos del cuello) y el exámen del fondo de ojo, que informa el grado de HTA por visualización directa de las arterias retinianas. El tratamiento médico se basa fundamentalmente en medidas de tipo higiénico-dietéticas: disminución del peso corporal en los casos de sobrepeso y obesidad; combatir el sedentarismo, mediante el ejercicio físico, particularmente de tipo aeróbico; modificaciones del estilo de vida (restricción del consumo de alcohol, tabaco y sal en la dieta) y finalmente los fármacos antihipertensivos destinados principalmente a modificar la respuesta neurohumoral inadecuada, relajar el músculo liso vascular y disminuir la cantidad de sodio corporal.-

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