En la especie humana, el corazón comienza a latir al decimoctavo día luego de la concepción, siendo una minúscula pelotita de células diferenciadas. Late y late sin parar hasta el momento de nuestra muerte.
En el embrión de tres semanas, el músculo cardíaco se contrae a un ritmo de un latido por segundo, llegando a los 140 latidos por minuto al momento del nacimiento.
En el adulto, la frecuencia cardíaca del corazón en reposo es de 76 latidos por minuto, aumentando dos veces y media su frecuencia en situaciones de deporte y actividad.
Latiendo a 70 latidos por minuto daría 4200 veces por hora, 100.800 latidos por día y 36.792.000 latidos al año.
En resumen, en 100 años de vida humana el corazón puede hacer 5 mil millones de latidos sin detenerse.
Cuanto más pequeño es el animal, más rápida la frecuencia cardíaca. Así el corazón de una ballena late aproximadamente 7 latidos por minuto, el del elefante late a 46 contracciones, el del gato late a 240 y el de un pájaro puede superar los 1.000 latidos.
En el hombre deportista, el corazón en reposo tiene una frecuencia cardíaca baja (bradicardia) menor a 40 latidos por minuto, hasta 28 en algunos casos considerándose normal.
Un adulto normal, posee 5 litros totales de sangre y en total unos 27 billones de glóbulos rojos de entre 7 y 8 micras cada uno.
En los capilares, los glóbulos rojos se agrupan como una pila de monedas uno sobre otro. Si los pusiéramos todos en fila, se podría ceñir 7 veces el globo terráqueo por el Ecuador.
El ser humano posee de 100 a 160 mil millones de hemocapilares con una longitud de 60 a 80 mil kilómetros.
Tsión, un eminente filólogo ruso, calculó que durante la vida humana, el corazón realiza un trabajo equivalente al esfuerzo que habría que hacer para levantar un tren ferroviario al Monte Blanco; el pico más alto de Suiza en Europa; a 4.810 metros sobre el nivel del mar.
El corazón de un hombre pesa promedio alrededor de medio kilo (500 g), expulsa 150 cc de sangre por latido, 16.000 litros por día. En reposo bombea 6 litros de sangre por minuto y de 6 a 10 toneladas al día.
Al año bombeará unos 2.457 litros de sangre, o sea suficiente para llenar unos 246 tanques de 10.000 litros cada uno. En el transcurso de una vida humana pasarán por el corazón 150 a 250 mil toneladas de sangre. Texto modificado del Dr. Pablo Barral-Steiner (médico cardiólogo).-
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