El corazón es un órgano muscular hueco, cuya función principal es la de bombear la sangre oxigenada hacia los tejidos periféricos. Desde el punto de vista biofísico, el corazón humano formado por cuatro cavidades (dos aurículas y dos ventrículos), tabicadas (ó sea separadas entre sí); se comporta como una verdadera bomba mecánica ó motor eléctrico de tipo aspirante-impelente de fluido (sangre). La unidad anatómica y funcional del corazón es la célula muscular cardíaca ó fibra miocárdica (fm). Para ello, la fm cuenta con algunas características especiales, que la distinguen de otras estructuras anatómicas. La primera es la excitabilidad (ó batmotropismo), que es la capacidad de la fm de responder a un estímulo propio ó artificial con el desarrollo de un potencial de acción (pa). El pa puede definirse como el registro de las variaciones de los flujos iónicos (principalmente sodio= Na++; potasio= K+ y calcio=Ca++) que se producen a través de la membrana celular de la fm en reposo; cuando ésta es excitada y hasta volver al estado de reposo nuevamente. El pa consta de 5 fases , a saber fase 0 ó de despolarización regenerativa, fases 1, 2 y 3 ó de repolarización y fase 4 ó de potencial de membrana estable. Otra de las características principales de la fm, es el automatismo (ó cronotropismo) que se define como la propiedad que poseen algunas células cardíacas de generar en forma espontánea, y sin necesidad de la intervención de otros factores; sus propios impulsos eléctricos. La membrana celular de la fm es sumamente inestable; y esta inestabilidad es la que le permite a su vez autogenerar sus propios impulsos. La tercer característica es la conducción (ó dromotropismo) que puede definirse como la propiedad que poseen las células cardíacas de transmitir de célula a célula y a velocidades variables, un estímulo originado en cualquier lugar del corazón. Es la propiedad relacionada con la velocidad de conducción del impulso eléctrico a través de todo el músculo cardíaco. Finalmente se halla la contractilidad (ó inotropismo) representada por la fuerza de contracción del corazón. En términos generales, los fármacos (ó medicamentos), no crean nuevas funciones, sino que actúan sobre el organismo modificando (aumentando ó disminuyendo) funciones preexistentes. Del mismo modo, las drogas cardiovasculares actúan sobre el corazón modificando (estimulando ó inhibiendo) las propiedades ó características preexistentes anteriormente descriptas. Las drogas que actuan sobre el inotropismo, son los inotrópicos, que aumentan la fuerza de contracción del corazón, tales como los digitálicos (lanatósido C, digoxina, digitoxina) y los beta adrenérgicos (adrenalina, noradrenalina, isoproterenol, salbutamol, etc); y las que disminuyen ó deprimen la contractilidad son los beta bloqueantes (propranolol, atenolol, carvedilol, bisoprolol, etc). Las drogas llamadas antiarrítmicas, cuya indicación principal radica en el tratamiento de los trastornos del ritmo cardíaco (ó arritmias), actúan fundamentalmente modificando las tres propiedades anteriores.
Sindrome de Omenn
Hace 3 años.
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