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martes, 3 de septiembre de 2019

Frecuencia Cardíaca y Ejercicio Físico

Figura: Ejercicio físico.


La Frecuencia Cardíaca Máxima (FCM) alcanzada durante el ejercicio y la velocidad con la cual se llega a ese valor, varían según el tipo de ejercicio (su intensidad y duración), el contenido emocional, la temperatura ambiental y la humedad, y la aptitud física del sujeto.
Durante el ejercicio la FCM (media poblacional) culmina a los 10 años de edad (220 latidos/min). A medida que avanza la edad, la frecuencia cardíaca (fc) durante el ejercicio disminuye, tanto en varones como en mujeres, alrededor de un latido por minuto cada año. En la práctica médica cotidiana, se utiliza la fórmula "220 menos la edad" para calcular la capacidad cardiorrespiratoria máxima a nivel individual. Así, por ejemplo, un individuo de 20 años tendrá una FCM de 200 latidos/min y una persona de 50 años de 170 latidos/min. Otros métodos más exactos se conseguirían midiendo la fc en una prueba de esfuerzo máxima (ergometría) ó midiéndola al final de un esfuerzo intenso y prolongado (midiendo la fc de reserva), ó bien estimándola en base a una ecuación de predicción.
Un programa típico aeróbico para conseguir una forma física óptima, constaría de 20 (veinte) minutos de ejercicio continuo, 3 ó 4 días por semana. La intensidad es la variable clave para mejorar la forma física, no consiguiéndose ésta hasta que la fc llegue a un nivel mínimo determinado. Este nivel se denomina fc diana (fcd), y es aproximadamente entre el 60 y el 75% de la FCM. Así, el individuo de 20 años tendrá una fcd de 150 latidos/min, y el de 50 años de 130 latidos/min (si consideramos el 75% de la FCM). Es obvio que sólo el incremento de la fc hasta conseguir los valores diana no es suficiente para lograr una forma física óptima. Es posible alcanzar la fcd con simpaticomiméticos ó en situaciones de stress. Esto es muy diferente al incremento de la fc durante el ejercicio aeróbico en el que la circulación fluye continuamente a través de los músculos, y el consumo de oxígeno por estos es alto. El punto de que el ejercicio físico ó es muy intenso o no sirve de nada no es cierto, y además tiende a desanimar a la gente que seguramente se beneficiaría con un ejercicio moderado. Ejercicios de baja intensidad y frecuentes pueden ser productivos aún incluso cuando no hay un aumento en la forma física aeróbica. Efectivamente, un resultado importante de este tipo de ejercicio físico sería el gasto de calorías, la reducción de la grasa corporal y la reducción del consiguiente riesgo de obesidad, de diabetes e hipertensión arterial. Otro efecto positivo del ejercicio ligero ó moderado es sin duda una reducción del stress psicológico.
El tiempo requerido para que la fc se normalice después del ejercicio depende de la intensidad y de la duración del mismo y de la condición física del sujeto. En las personas en buen estado físico, la recuperación sucede más rápidamente que en sujetos sedentarios ó pobremente entrenados.
La fc en reposo puede variar ampliamente entre diferentes individuos; desde ser extremadamente baja, como en los atletas que pueden llegar a fc de 30 latidos/min, hasta ser de 100 latidos/min ó más en los adultos sedentarios. Una fc baja es ventajosa porque refleja un corazón sano y altamente eficiente, entendiendo por eficiencia la relación entre la cantidad de sangre que el corazón bombea y la cantidad de energía que necesita para hacerlo.
El gasto cardíaco (volumen total de sangre expulsada por el corazón) por minuto en reposo, varía de persona a persona, como lo puede hacer la fc. En una persona con un buen entrenamiento físico, la fc de reposo disminuye a medida que se va aumentando la forma física aeróbica, y por lo tanto el volumen sistólico (volumen de sangre expulsada por el corazón con cada contracción) por minuto debe aumentar para mantener constante el gasto cardíaco. Durante un ejercicio intenso, aún cuando una persona con un buen entrenamiento como una persona sedentaria tengan la misma fc, el volumen sistólico será muy superior en la persona entrenada, y por lo tanto el gasto cardíaco será mayor. En cambio, el corazón de la persona sedentaria será menos eficiente porque el volumen sistólico será mucho menor y el gasto cardíaco también. Extracto tomado de Epidemiología de la frecuencia cardíaca-Dr. C. B. Cuixart. Barcelona.

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